Tras el pequeño encuentro que tuve el miércoles por la noche, y que por cierto me propició una buena cantidad de visitas (polemizar tiene sus resultados), asistí a la gala de los oXcars.
Muy divertida empezando por el burrofax de las consonantes fricativas, y terminando con el karaoke digital con su fin de fiesta espontáneo.
Un curro y un despliegue de medios espectacular: unas 4 cámaras para retransmitir en directo, música en directo (me encantó la brutalísima versión que hizo Triolocría del Romance Sonámbulo de Lorca), una cocinilla portátil para la tortilla colaborativa, las peticiones de libertad para el color magenta, el hilo musical con música libre, el duólogo acerca de los pasaportes de Akram (que risas y que recuerdos), el Book …
Por el contrario, y siguiendo mi espíritu incansable de pinchar, una apreciación dirigida a cierto sector del público asistente. Me refiero a aquel que se rió de, silbó a e incluso soltó algún exabrupto hacia, cuando no pasó de todo y empezó a hablar en voz alta en diferentes momentos de la gala, como en diversas actuaciones musicales, o en la presentación de Born of Hope (una fan-film-spinoff de El Señor de los Anillos) por su directora Kate Madison.
Alguien que ha dedicado todos sus ahorros y 6 (seis, sis, six) años de su vida en hacer una película merece todo el respeto del universo, por mucho que no guste la temática.
Cada cual es bien libre de hacer con su tiempo lo que quiera, pero personalmente encuentro una falta de respeto brutal presentarse en una gala cultural, que defiende el trabajo a veces muy difícil de personas que corren un riesgo enorme de quedarse sin dinero y sin casa, y tener las santas narices de no dejar escuchar, por no decir ya de silbarles o abuchearles abiertamente.
La cultura libre no va solamente de ir a saraos, fiestas ni conocer a gente. A parte de currar produciendo, o montando galas como los oxcars, va de respetar el trabajo de los demás, por no hablar ya de respetar directamente a las personas en primer lugar. El networking puede hacerse tranquilamente luego, en la fiesta. Cuando toca. O en los pasillos.
Mal vamos si no entendemos que para compartir primero hay que ver, respetar y reconocer el trabajo ajeno.