Os juro que no tengo palabras para expresar mis sentimientos ahora mismo, pero lo intentaré.
A ver, que la cancamusa, la impostura y los vendedores de humo hagan eso, vender humo, es una cosa que puede tocar más o menos las narices. Pero que vengan ahora unos señores sociólogos de Harvard, recién salidos de su burbuja académica, a decirnos que están tremendamente sorprendidos de que alguien inventara eso de las relaciones personales unos 9000 años antes que Facebook, debería considerarse un atentado contra la inteligencia. Y como sería un atentado, debería aplicarse la anti-terrorista.
Al loro con lo que dice el perpetrador del estudio, Nicholas Christakis, profesor de sociología médica (¡sociología médica!) y medicina en la Harvard Medical School, y profesor de sociología en la facultad de artes y ciencias de Harvard:
Lo realmente sorprendente es que las antiguas redes sociales humanas se parecían mucho a lo que vemos hoy en día. Desde el momento en que estábamos sentados alrededor de una hoguera y nuestras palabras flotaban en el aire, hasta hoy cuando tenemos paquetes digitales de datos flotando por el éter, hemos hecho básicamente el mismo tipo de redes.
Y luego el co-autor, James Fowler, profesor de medicina genética y ciencia política (toma ya la mezcla) en la Universidad de California:
Hemos descubierto que lo que las personas modernas hacen actualmente con redes sociales en Internet es lo que siempre habíamos hecho – no solamente justo antes de Facebook, si no incluso antes de la agricultura.
El estudio sigue, pero no tengo valor para continuar leyéndolo.
Que dos sociólogos trasnochados que seguramente lleven los últimos 30 años viviendo encerrados en un sótano salgan a la calle es realmente notable. Que publiquen un nuevo estudio en el que descubren, en 2011, que el ser humano se relacionaba con otros seres humanos antes de Facebook es, como mínimo, motivo de fiesta y jolgorio de masas.
El siguiente paso lógico es que el rector de Harvard los ponga a trabajar en algo serio. Limpiando cunetas o lavabos de instituto sería un destino acorde con la trascendencia de su estudio.
Pero lo peor es que habrá quien se tome la gilipollez en serio. Y también en serio, cada vez me planteo más seriamente empezar a apartarme de la enorme fuente de imbecilismo en que se está convirtiendo la red últimamente.
Hace años, Internet era una herramienta que servía como fuente de información y contraste de la misma. Ahora, resulta que el éxito de una revolución democrática se basa en si ésta es trending topic en twitter (y no importa qué pasa luego), y ahora salen dos tipos de una ¿prestigiosa? universidad con esto.
Me quiero bajar.
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